viernes, 9 de marzo de 2007

Transguatazo...


Transantiago, qué atróz, una burla para este país. Qué indigno, qué humillante, qué denigrante...
Hace un par de días debí subirme a uno, no quería, pero no tuve otra opción. Un tumulto de gente en el paradero, esperando al mil veces nombrado "troncal" que no pasaba hace más de 30 minutos. Tuve suerte, apenas me paré a esperarlo llegó enseguida. Cual ganado enloquecido, la gente subió al bús, casi como que viniera tras ellos una ola gigante; desesperados... Arrastrada por esa furia, logré quedar junto al chofer, justo allí, donde la famosa tarjetita hace "bip".
Terrible. Apretada hasta decir basta. Yo, ahí, toda agorafóbica y metida en ese infierno. Recién ese día entendí el famoso dicho "más apretados que lata en sardinas".
Me quedaban 15 cuadras por recorrer... "aguanta, aguanta", me decía a mi misma... pero cuando frente a mi, y en el escazo espacio que me quedaba para respirar,se instaló un individuo mal oliente, así como que no hubiera pasado por la ducha en meses, no tuve más alternativa que bajarme. Me quedaba ahí, vomitaba. Y me bajé. Pero para llegar a la puerta de salida, al medio del bús, (pues el descriteriado del conductor no me dejó bajar por la puerta de adelante, yo a 2 pasos de ella) debí atravesar la selva humana, que me incriminaba por los empujones y pizotones que sin querer, por supuesto, yo les daba. Y a una señora, que pobre ella, gritaba :" huoenes, mi guata, estoy embarazá". Qué angustia.
Y bueno, debí caminar las 15 cuadras restantes, pero al aire libre, aliviada y a mis anchas...
Felizmente, llegué a la hora al lugar donde me dirigía.
Esperemos que los peatones santiaguinos, recuperemos la poca paz que teníamos en las watercitas amarillas, que después de tanto odiarlas, tanto las extrañamos y añoramos ahora...

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